JUAN MARÍA SEGURA

¿A quién representamos?

Por Juan María Segura

(extracto de libro "Yo qué sé (#YQS), la educación Argentina en la encrucijada")


En algún momento del año 2013 acepté una invitación para participar como panelista en un congreso en Bogotá. Frente a un calificado auditorio de cientos de directivos de instituciones públicas y privadas de educación superior de Colombia, y compartiendo el panel con figuras de gran calibre y prestigio, debía hablar sobre tecnología y recursos digitales para la educación superior. La organización del congreso corría a cargo de la Asociación Colombiana de Instituciones de Educación Superior con Programas a Distancia (ACESAD ).

Mientras preparaba la ponencia, y con el fin de contextualizar mi discurso, decidí indagar sobre la naturaleza y origen de la Asociación organizadora. Creada en 1995 y, como se lee en el artículo cuatro de su estatuto, el objeto social de ACESAD es “…integrar a las instituciones de educación superior que desarrollen programas en la modalidad educativa a distancia, mediante la cooperación científica, tecnológica y cultural que propicie estrategias para el conocimiento, desarrollo, mejoramiento y cualificación permanente, conducente a lograr excelencia de los programas de Educación Superior a Distancia como instrumento de promoción del desarrollo en beneficio de la sociedad colombiana…”. Al momento del congreso, la Asociación ya nucleaba a unas 50 instituciones y, se percibía, jugaba un rol importante como actor del sistema educativo y como nexo entre las instituciones miembro y el gobierno en materia de diseño de políticas públicas para el área educativa en su instrumentación de programas a distancia.

Con la mente puesta en el momento de inicio de las actividades de ACESAD, comencé entonces a repasar los eventos significativos ocurridos a partir de 1995 que fuesen vinculables o que hubiesen impactado a la educación en general y a la activad específica de la Asociación en particular. De pronto, encontré que tenía más sentido hablar de ello que del título de mi ponencia, o al menos asignarle un lugar importante a esa trayectoria, arbitrariamente recortada, aunque conducente hacia el objetivo central de reflexionar sobre educación, tecnología e innovación.

Tomando 1995 como fecha de inicio, y con casi 20 años cumplidos de actividad de la Asociación, me lancé nomás a repasar hechos significativos para la educación, ocurridos en cualquier lugar del mundo, con impacto dentro y fuera de Colombia, en instituciones de todos los niveles, de gestión estatal, privada o mixta. Supuse, y creo que acertadamente, que quienes lideran iniciativas, instituciones o políticas vinculadas a la educación superior a distancia, estarían bien dispuestos a aceptar con gusto el pequeño giro en la agenda.

Internet, google, wikipedia,  facebook, youtube, twitter, blogs, smartphones, la revolución 2.0, los nativo-digitales, las MOOCs, impresoras 3D. En la actualidad, unos 3 mil millones de internautas acceden diariamente a internet, Wikipedia está alcanzando los 40 millones de artículos en más de 290 idiomas diferentes, facebook posee un valor bursátil superior a los 200 mil millones de dólares, el stock de teléfonos móviles supera los siete mil millones y Google tiene anteojos inteligentes y autos auto comandados. Y Amazon anunció que comenzará a entregar libros valiéndose de drones.

Volviendo a mi ponencia en el congreso, una vez realizado este recorrido, dejé planteada a la audiencia las siguientes preguntas: ¿A quién creemos que representamos? ¿Para quiénes concebimos ofertas y soluciones educativas? ¿Capturan nuestras instituciones, y esta Asociación en particular, estas problemáticas y desafíos en su justa proporción?

Entre 1995 y 1996, diversos autores, entre ellos Negroponte (Ser Digital, 1995 ), Castells (La Era de la Información, 1996 ), y Tapscott (La Economía Digital, 1996 ), ya habían advertido con majestuosa claridad y dicción lo que 10 o 15 años más tarde finalmente todos pudimos verificar y comprender e, irremediablemente, debimos aceptar.

Los nativos digitales, de acuerdo a una encuesta mundial de Cisco , son personas que valoran el acceso a internet tanto como el aire que respiran, la casa en donde viven y la comida que comen (56% de respuestas positivas), y no podrían vivir sin internet (60% de respuestas positivas). Sus vidas están organizadas en simultáneo entre las conexiones de la red, sus pantallas táctiles, sus conexiones inalámbricas y los objetos y personas físicas que los rodean. No son ni mejor ni peores, sino diferentes, muy diferentes. Neurológicamente diferentes y, pronto, antropológicamente diferentes.

Desde 1995 hasta hoy el mundo cambió y, naturalmente, también cambiaron nuestros educandos. El cambio no lo produjo una sola plataforma, ni una única persona, ni un iluminado o trasnochado. Se produjo por convergencia de acontecimientos que fueron ocurriendo y gestándose en forma aislada entre los 60’ y los 70’, y que convergieron a partir de los 90’ como sintetice anteriormente.

Si deseamos honrar las instituciones que representamos, los espacios que ocupamos en los congresos, las estanterías llenas de nuestras sesudas ideas y los títulos legítimamente obtenidos que cuelgan de las paredes de nuestras oficinas, entonces debemos ajustarnos a nuestros tiempos. Debemos comprender que en los últimos 20 años se desdibujaron las referencias institucionales que organizaron el mundo moderno del siglo XX y que eso no es ni bueno ni malo, sino el desafío con el que nos tocó lidiar. Entonces, ¡bienvenido el desafío!, que demandará de todos mucho trabajo, pero mucha más creatividad.