JUAN MARÍA SEGURA

Dime qué lenguajes dominas...

Por Juan María Segura


Si bien el tema de mi ponencia era Estrategia de Negocios y Competitividad, también debía hablarles a los +100 asistentes sobre los desafíos de la toma de decisiones en las organizaciones, especialmente en entornos volátiles. Por ello, reservé para el final unas recomendaciones sobre la necesidad de desarrollar lo que creo son algunas capacidades o competencias claves en el actual entorno de hiperconectividad y sobreabundancia de información, cualquiera sea la naturaleza de la decisión y la característica de la organización. Ante la sorpresa de varios, en vez de hablarles de los lugares comunes (trabajo en equipo, la comunicación oral asertiva, creatividad, etc.), les recomendé que dominen todos los lenguajes de los que dispone el hombre al inicio de este siglo. Me explayo.

Si una condición distingue a la especie humana es su capacidad para desarrollar sistemas de comunicación que dan forma y transforman su pensamiento. El lenguaje (no el idioma) habilita la conceptualización, la abstracción y la reflexión, y a través de él la especie humana aumenta sus posibilidades de dominar al medio que lo rodea y de beneficiarse de él. Los animales también poseen sistemas de comunicación, aunque rudimentarios, limitados y estáticos, que a lo sumo alcanzan unas 50 combinaciones de sonidos y gestos. Por el contrario, el ser humano posee un sistema de comunicación generativo con infinidad de formas de combinación, lo que le permite componer, descomponer y reorganizar los significados y formatos a su antojo. El lenguaje del hombre es como una suerte de organismo viviente y dinámico que permanentemente crece, muta, evoluciona y se sofistica. Que L'Encyclopédie de Diderot haya consolidado todo el saber de la época en apenas 72 mil definiciones en pleno iluminismo francés, y wikipedia hoy aloje más de 30 millones de definiciones, algún indicio nos está arrojando de esa forma en la cual nuestra raza se vale de este instrumento clave para nuestra supervivencia. El lenguaje, por lo tanto, no solo nos comunica e informa, sino que, principalmente, nos pone en diálogo con el entorno de problemas, conflictos, convenciones, herencias, desafíos y oportunidades. Nada más, ¡y nada menos!

Según Logan, físico del MIT, la evolución del lenguaje se presenta como una cadena secuencial continua, con el lenguaje oral apareciendo como primera forma de comunicación e información (el autor otorga estos dos sentidos al lenguaje), el escrito y el matemático luego, aparecidos alrededor del año 3.500 a.C., seguido por el científico aparecido alrededor del año 2.000 a.C., y luego el gran salto en el tiempo hacia el lenguaje computacional, hacia los 50’ del siglo XX, llegando finalmente al lenguaje de internet, surgido hacia principios del siglo XXI. Las consideraciones del autor lo llevaron a postular con firmeza que la educación debería estar básicamente preocupada por y ocupada en desarrollar las competencias necesarias para el uso de todas las formas de lenguaje disponibles en cada momento. O sea que, según Logan, la aparición en los últimos 70 años de dos nuevas formas de lenguaje debería ser absorbida por e integrada al sistema de educación.

Cuando el sistema escolar se popularizó, la humanidad solo disponía de los primeros cuatro lenguajes. Por lo tanto, si bien la escuela se diseñó para dar respuesta a un formato de sociedad industrial, supo integrar en sus diseños curriculares y prácticas de aula a todos los lenguajes disponibles de la época: oral, escrito, matemático y científico. Sin embargo, frente a la emergencia del quinto lenguaje, el computacional, las adaptaciones realizadas en la escuela solo lograron dejar en evidencia que el sistema no había sido pensado para él. La respuesta fue “encerrarlo” en las salas de computación, a donde solo era posible acceder durante un rato y siempre bajo la estricta vigilancia de un docente o administrador. El resto del tiempo, ese lenguaje quedaba encerrado, aislado y en desuso. Los anticuerpos del sistema educativo reaccionaron adecuadamente y pudieron aislar esa suerte de ataque desestabilizador. ¿Quiénes estábamos aprendiendo dentro de esas escuelas? Pues los +100 asistentes que tenía frente a mi en la ponencia, y yo. Los adultos, aun cuando nos esforcemos por adaptarnos a la época, somos un producto de ese sistema educativo de solo 4 lenguajes. Por eso se sorprenden muchos cuando les sugiero dominar todos los lenguajes disponibles. Es lanzarlos hacia una aventura exploratoria que seguramente no habían planificado.

Aislar al quinto lenguaje en una sala de cómputos y limitar su utilización fue una acción defensiva de corto alcance, ya que la emergencia del sexto lenguaje desarticuló por completo la estrategia anterior. Hoy ya no es posible encerrar al lenguaje de internet en alguna aula o salón particular, y vivir como si nada hubiese cambiado. La sociedad está atravesada transversalmente por esta nueva realidad, y los niños y adolescentes, con todos sus problemas y responsabilidades, son quienes demuestran el más elevado nivel de alfabetización en el uso de este lenguaje. Con equipos electrónicos cada vez más económicos, conectividad cada vez más potente, plataformas cada vez más amigables e interconectadas, e información disponible en formato digital en aumento, solo podemos proyectar que la intensidad del uso de este lenguaje aumente, y que la necesidad de dominarlo también.

Piense, por ejemplo, en la utilidad histórica que ha tenido para el hombre el segundo lenguaje, el escrito, que ahora nos pone en diálogo a usted y a mí. Estas letras y palabras de las que nos valemos para entendernos y enlazarnos en ideas y conceptualizaciones, las heredamos del trabajo de un fenicio anónimo, quien alrededor del año 1.500 a.C. decidió simplificar el sistema de escritura cuneiforme y jeroglífica disponible en la época, sentando las bases del alfabeto fenicio. ¿Qué significó esta “invención”? Un salto en el intercambio de bienes, ya que dinamizó el comercio por el mediterráneo, poniendo en diálogo a culturas y comunidades, y favoreciendo el entendimiento entre partes que antes no disponían de formas pacíficas para lograr acuerdos (piense en la cantidad de reinos y reyes que se disputaron a través de guerras y conflictos armados las tierras y bañados de la Mesopotamia durante 2 mil años). El alfabeto fenicio, al facilitar enormemente las tareas de escribir y leer, acrecentó también las oportunidades de aprendizaje. Gracias a ello, Homero escribió sus gloriosos poemas hacia el año 840 a.C., en el 640 a.C. se creó la biblioteca de Nínive, dando los primeros indicios institucionales del poder del lenguaje escrito, y la ciudad Estado de Atenas revolucionó en pensamiento occidental a partir del año 550 a.C.

Valerse de todos los lenguajes, en algún punto, es sacar provecho de todos los recursos que tenemos disponibles para realizar nuestros proyectos, parándonos sobre los hombros de muchas invenciones y convenciones anteriores, pero combinándolas de formas novedosas para darles nuevos usos con el fin de resolver problemas que se presentan por vez primera. El lenguaje nos enlaza, pero también nos da la oportunidad de crear y de elevarnos como especie, por eso lo manipulamos y adaptamos a medida que avanzamos. La fabricación del papel (105), la imprenta de Gutenberg (1450), la ENIAC (1946) y la www (1991) no son hechos aislados, sino hitos en la trayectoria de una raza que experimenta, se equivoca, aprende, avanza, y en el camino va desarrollando instrumentos de navegación y acordando convenciones. El lenguaje está en el centro de esa trayectoria histórica, y mal podría hablar de la toma de decisiones en entornos volátiles sin recomendar enfáticamente a los asistentes que se valgan de todos los recursos disponibles, ¡empezando por el lenguaje!

Dime qué lenguajes dominas, y te diré en qué conversaciones participarás. Si deseamos entendernos como nodos en conversación en un mundo de flujos de datos, ideas, significados y reinvenciones, es clave que dominemos bien los 6 lenguajes de Logan, y todos los siguientes. Aun cuando la escuela demore la adopción estructural de los últimos 2 lenguajes en el currícula (recién ahora se está discutiendo incluir programación en la primaria, 70 años más tarde de que se haya inventado el quinto lenguaje, así que imagine lo que demorará incluir la enseñanza del lenguaje del chat e internet…), igual el mundo comenzará a abordarse, discutirse y acordarse valiéndose de los 6 lenguajes. ¿Acaso notó el nombre que Larry Page y Sergey Brin le pusieron en 2015 a la empresa holding que nuclea a Google y a todas sus iniciativas empresarias? Alphabet Inc.. Debemos tomarnos más en serio el debate del uso del lenguaje, de los lenguajes, pues nos ayudará a tomar mejores decisiones en el entorno volátil en el que desarrollaremos nuestros proyectos.