JUAN MARÍA SEGURA

Externalidades positivas en escuelas argentinas

Por Juan María Segura


Es comprensible que la atención pública de la educación argentina esté puesta en la ceremonia del Global Teacher Prize, que la Fundación Varkey celebrará a fin de marzo en Dubái. Es que, por primera vez, un argentino está incluido entre los 10 finalistas. Se trata de un premio muy prestigioso, que muchos especialistas comparan con un Premio Nobel, y que va acompañado de una suma de dinero estratosférica para cualquier docente o proyecto institucional escolar: un millón de dólares. Además, el premio otorga un prestigio tal que convierte a los finalistas y premiados prácticamente en celebrities. Por eso la gran atención, por eso la tensión, por eso los nervios.

Sin embargo, hay algo más cercano que Dubái, más cotidiano que un premio y más tangible que la categoría de ser un rock star. Es el trabajo que la misma Fundación Varkey está realizando en nuestro país desde que se constituyó, en el año 2016, y que merece una especial atención, en particular a partir de una investigación publicada a fines del año pasado.

Varkey a nivel mundial trabaja para apoyar el trabajo de los docentes, misión que naturalmente enmarca el trabajo de la Fundación en Argentina. El trabajo nodal en nuestro país es el Programa de Liderazgo e Innovación Educativa (PLIE), por el que ya han pasado más de 5 mil docentes y directores de escuelas de gestión estatal de varias provincias. El PLIE está integrado por seis módulos temáticos, independientes pero interconectados, que se dictan secuencialmente a lo largo de una inmersión intensiva para los asistentes de 1,5 meses. Durante el dictado del Programa, los docentes deber darle forma a un proyecto de innovación escolar que luego llevarán a sus propias escuelas para implementar.

Visité personalmente los 4 centros provinciales de Mendoza, Salta, Jujuy y Corrientes, y pude verificar in situ el trabajo entusiasta que desde allí se está produciendo. Observé la dinámica de las clases, sentí la energía con la que se iniciaba cada jornada, conversé con asistentes y autoridades educativas locales, y hasta pude compartir algunos conceptos sobre innovación educativa y el desafío de la época. Un entusiasmo poco habitual, hasta algo contracultural para una época en donde todos criticamos tanto el trabajo del docente, observado casi exclusivamente desde los resultados de aprendizaje de los alumnos.

La duda que me invadió en su momento al observar ese movimiento y tanta energía era si los participantes iban a poder actuar como verdaderos catalizadores de cambio, una vez de regreso a sus escuelas. Compartí esa preocupación con las autoridades de la Fundación. Me generaba dudas si solo un director de escuela transformado con un proyecto de innovación escolar debajo del brazo iba a ser suficiente impulso como para iniciar un proceso institucional implosivo que lleve hacia la transformación del establecimiento.

Por ello, grande y grata fue mi sorpresa al leer el documento publicado por la Fundación a fines de 2018, en donde se consolida el trabajo realizado en todos los centros de todas las provincias con todos los asistentes. El trabajo Presentación del Impacto del Programa de Liderazgo e Innovación Educativa, Evaluación de Resultados Intermedios, que se puede descargar en forma gratuita desde la página de la Fundación, es abundante en datos, métricas y testimonios. Y, en algún punto, es revelador.

No me detendré en el contenido descriptivo del Programa que ofrece el informe, ni tampoco en las respuestas de satisfacción de los propios participantes, que dan tan arriba como se esperaría. El documento posee información relevante, como por ejemplo la redacción del caso de la Fundación Varkey de Argentina como caso de estudio de la Universidad de Harvard. Dejo la lectura del informe para cada uno.

El dato en el que sí deseo detenerme es el resultado de las encuestas que se realizaron a los docentes que NO participaron del Programa. El objetivo de encuestar docentes no participantes del Programa es justamente tener voces y miradas externas, no contaminadas, más francas, de aquello que verdaderamente está recibiendo la escuela en términos más amplios luego de invertir tiempo en apenas 1 o 2 docentes. Es una medición ácida, que puede dar muy mal, y que por lo tanto revela la intención genuina de la Fundación de poner el acepto en la transformación real de la dinámica escolar, más allá de la satisfacción de los participantes por lo recibido en las 6 semanas que dura el dictado del Programa.

Frente a la pregunta de si manifiesta haber percibido cambios en su escuela tras la participación de su directivo en el Programa, el 90% responde positivamente. Por su parte, el 70% de los docentes no participantes del Programa afirman conocer mucho o bastante sobre el proyecto de innovación escolar diseñado por el directivo de su escuela durante el dictado del Programa. Finalmente, 2 de cada 3 docentes respondió haber estado muy involucrado en la implementación del proyecto de innovación educativo escolar propuesto por su directivo.

La contundencia de estas respuestas me exime de cualquier comentario. La escuela, en la voz de docentes que conocen poco de la Fundación en Argentina, está recibiendo los beneficios del Programa a través de las externalidades positivas generadas por un Programa y un proyecto, pero principalmente por un director de escuela transformado en su conciencia, aggiornado con la época, convencido de su rol y responsabilidad.

Las externalidades positivas de un Programa por el que han pasado más de 5 mil docentes en apenas 2 años son una evidencia poderosa, y alientan a continuar observando el trabajo de la Fundación en el país, y a monitorear la implementación de proyectos concretos de innovación escolar en las escuelas de gestión estatal alcanzadas. Me animo a conjeturar que, en el tiempo, ese clima y entorno revitalizado impactarán positivamente en la calidad de aprendizaje de los alumnos.

Volviendo al comienzo, no niego la transcendencia e impacto del Global Teacher Prize, ni dejo de enorgullecerme por la inclusión del profesor Martín Salvetti entre los finalistas. Solo deseo que utilicemos semejante celebración, además, para interiorizarnos sobre cosas que están ocurriendo a la vuelta de la esquina.