JUAN MARÍA SEGURA

Los líderes y el futuro

Por Juan María Segura


El análisis preliminar de la pandemia nos deja, por el momento, dos sensaciones nítidas. Por un lado, que ingresamos en una nueva fase de organización mundial. Un estofado con ingredientes de cuarta revolución industrial, nueva normalidad y toneladas de protocolos, que aún desconocemos cómo se cocina. Por otro lado, que requeriremos formas originales y novedades de conducción del colectivo humano. Empresarios, religiosos, políticos, intelectuales, artistas, educadores o activistas de cualquier causa, exigidos a aprender nuestros lenguajes, herramientas y códigos culturales para persuadir con éxito, para mantenerse relevantes y necesarios. 

Es por ello que resulta de vital importancia comprender como son, piensan y actúan los líderes jóvenes de cualquier campo profesional en comparación con los líderes contemporáneos. Identificar brechas de personalidad, o variaciones de valoración frente a una misma problematización, puede anticiparnos conflictos de agenda, grietas incipientes. Diseñar nuevas organizaciones o acordar de qué manera cocinar ese estofado del mundo que nace, dependerá en gran parte de la forma en la cual seamos capaces de gestionar estas diferencias generacionales. Necesitamos diseños originales, pero también necesitamos gestionar la tensión de los desacuerdos y desencuentros de quienes comandan hoy, y de quienes lo harán mañana.

Días pasados se publicó un trabajo que arroja luz sobre este asunto. Future Leaders es una investigación pionera diseñada para analizar de qué hablan, qué escriben, cómo piensan y cuáles son los valores de las nuevas generaciones de líderes sociales en la región. Impulsada por LLYC, consultora global de comunicación y asuntos públicos, y Trivu, ecosistema de talento joven, el documento analiza más de 1 millón de palabras de 120 líderes jóvenes de 12 nacionalidades diferentes, extraídas de sus perfiles de las redes sociales Instagram, Twitter y Youtube. Para el procesamiento y tabulación de la información se utilizaron sofisticadas herramientas neurolingüísticas de procesamiento de datos e inteligencia artificial, construyendo una radiografía tan novedosa como necesaria. El corte etario de la población joven analizada es a partir de 1990, integrando tanto millennials o generación Y, como centennials o generación Z. 

La investigación se apoya en la premisa básica de que somos lo que manifestamos, y de que aquello que decimos está volcado con fidelidad en nuestras plataformas digitales personales. Al menos, cuando uno habla de líderes protagonistas. A los efectos de esta investigación, la huella digital y discursiva de los nuevos líderes resulta transparente, auditable y reveladora. La información así recabada resultó útil para crear perfiles psicosociales nítidos, diferenciando personalidad, necesidades y valores, además de la organización del sentido de las palabras que utilizan en sus expresiones y textos, separando los sustantivos, de los adjetivos y de los verbos. Un análisis clínico poco habitual, sumamente persuasivo y revelador.

Las conclusiones de la investigación resultan contundentes.

En primer lugar, los nuevos líderes aprecian más lo colectivo y el bien común, juegan más en equipo y alientan más el trabajo cooperativo en comparación con los líderes contemporáneos. En 3 de las 9 conclusiones del informe se manifiesta este rasgo. El verbo ‘compartir’ aparece en la posición 8 de su ranking de verbos más utilizados, en comparación con la posición 48 de los líderes mayores. La cooperación, la confianza y el altruismo son características distintivas de su personalidad, lo mismo que la vocación de volcarse en los demás y el interés por el bienestar. El todo es tanto una meta como lo es la armonía de las partes, y la concurrencia de los actores es un aspiracional que no se abandona en ningún momento.

En segundo lugar, los nuevos líderes son más sensibles a los sentimientos, propios y ajenos, y por eso se valen de actitudes y acciones positivas para enfrentar los desafíos y para mirar el futuro. El sustantivo ‘gracias’ aparece al tope de las palabras utilizadas por los jóvenes, en comparación con la posición 25 de los líderes contemporáneos. A su vez, el adjetivo ‘feliz’ aparece en la posición 6 entre los jóvenes, y no aparece entre las 50 palabras más utilizadas por los adultos. Finalmente, el verbo ‘sentir’ aparece 13 (versus 31), ‘ayudar’ figura 25 (versus 40), y ‘necesitar’ o ‘amar’ directamente ni aparecen en la columna de las menciones de los líderes contemporáneos, cuando sí lo hacen entre los jóvenes. 

En tercer lugar, los nuevos líderes son más prácticos y pragmáticos, que discursivos. Hacen, trabajan con mayor disciplina, e incorporan con naturalidad los recursos digitales de la época. Las expresiones sobre digitalización están incorporadas en sus lenguajes y paletas de colores. Muestran rasgos de personalidad con mayor capacidad de orden, autodisciplina y sentido del deber que los líderes contemporáneos, y si bien son muy extrovertidos, no dependen tanto de estímulos externos para desplegar su agenda y energía. Poseen un sentido práctico distintivo, vinculado a su afán por experimentar constantemente.

Por último, los nuevos líderes conceden mucha importancia al aprendizaje y a comprender su entorno.  Como bien señala en informe, verbos como ‘aprender’, ‘encontrar’, ‘conocer’, ‘buscar’, ‘entender’ o ‘escuchar’ son mucho más comunes en sus intervenciones públicas. Son más curiosos, ‘nuevo’ es el primer adjetivo de su listado, y destacan más por su intelecto que los contemporáneos.

En mis clases defino al liderazgo como la capacidad de crear equipos y entornos de trabajo en donde todos se comprometan con el resultado colectivo en el largo plazo. La investigación Future Leaders nos presenta a líderes regionales dinámicos y sofisticados, tecnificados y digitalmente alfabetizados, pero a su vez sensibles con la creación de equipos, comunidades y significados. Si bien dan la espalda a la política tradicional, y a los manjares del poder, presentan un gran interés por los colectivos. Me pregunto si en el diseño de nuevos acuerdos sociales, nuevas instituciones y nuevos propósitos comunes, no estaremos frente al mayor desacople institucional que el ser humano jamás haya vivenciado. ¿Serán los Future Leaders agentes de cambio, disruptores del poder establecido, o solo fugaces idealistas tecnófilos?