JUAN MARÍA SEGURA

El INDEC educativo

Por Alejandro Ganimian


El deterioro de la credibilidad de las pruebas de desempeño estudiantil en Argentina ha pasado desapercibido. Esto no es accidental, sino el resultado de múltiples decisiones deliberadas de parte del gobierno para dificultar el acceso a información que permita entender el estado y progreso del aprendizaje de los estudiantes. Los datos sobre el desempeño estudiantil en Argentina no están al servicio de los ciudadanos, sino de la clase política actual.

El deterioro de la credibilidad del Índice de Precios del Consumidor (IPC) de la Argentina, publicado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), ha generado un sinfín de respuestas—incluyendo la creación en el 2007 de un centro de investigación en el Massachusetts Institute of Technology abocado a proveer estimaciones alternativas de la inflación en el país, la creación en el 2011 del índice propio de algunos miembros del Congreso, la decisión del Economist en el 2012 de dejar de publicar las estadísticas oficiales, y la amenaza en el 2013 del Fondo Monetario Internacional de expulsar al país del organismo si no reformaba sus dudosos números.

Por el contrario, el deterioro de la credibilidad de las pruebas de desempeño estudiantil en Argentina, llamadas Operativos Nacionales de Evaluación (ONE), y realizadas por la Dirección Nacional de Información y Evaluación de la Educación (DiNIECE), ha pasado completamente desapercibido. Esto no ha sido accidental, sino el resultado de múltiples decisiones deliberadas de parte del gobierno nacional para dificultar que la sociedad civil pueda tener acceso a información confiable que le permita entender el estado y progreso del aprendizaje de los estudiantes argentinos.


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