JUAN MARÍA SEGURA

Un día cualquiera del SXXI

Por Juan María Segura


Existe una tendencia argumentativa a perderse ente fierros, plataformas, softwares, bytes y discusiones de conectividad remota cuando se habla de innovación educativa. Este desvío recurrente hacia un mundo de ceros, unos e interfaces y hacia una carrera (a mi juicio perdida) detrás del último gadget tecnológico o pomposo lanzamiento, puede resultar comprensible, pues dicho conjunto de tecnologías representa la parte más visible de una revolución que ha puesto a los cimientos más profundos y mejor conservados del sistema educación patas para arriba. Y esa revolución aún no alcanza la edad adulta, pues se inició hace menos de 20 años. Sin embargo, el desvío no me satisface y creo que le hace un flaco favor a la educación de nuestros hijos, pues la revolución de la que estamos hablando trasciende y por mucho a los smartphones, el 4G, el software de código abierto o las tablets.

Creo que la mejor manera de colaborar hacia la discusión de la innovación educativa es… pensando en los sujetos de aprendizaje. Resulta casi una verdad de Perogrullo, pero muchas veces la perdemos de vista tratando de decidir entre un iPhone y un Samsung, entre una pizarra Smart y una Promethean, entre una netbook XO de OLPC y una classmate de Intel, entre el paquete Office y el software Sugar, entre…, entre…. Volver a las fuentes entre tanto ruido y dinámica creativa puede devolvernos un poco de claridad. En definitiva, los chicos a quienes queremos impactar, educar, formar, enseñar, ayudar, ¿dónde están?, ¿cómo se informan?, ¿cómo deciden?

Para colaborar a reencauzar esta discusión, comparto la dinámica de un día normal de mi trabajo y con ello espero que se entienda mi punto.

La semana pasada amanecí un día en una ciudad cualquiera de la región, lejos de mi casa, y, luego de responder correos y comunicaciones varias, dicté mi clase regular del curso de liderazgo para un programa doctoral como profesor visitante de una universidad Suiza para alumnos de Latinoamérica. ¿El formato? Clase en línea y sincrónica, actividad que realizo desde hace 5 años.

Finalizada la clase, y enviadas las consigas por correo para la clase de la semana siguiente, partí a un almuerzo con el rector de un colegio privado del lugar. El personaje, un académico nacido, criado y educado en Seattle, Estados Unidos, con una cultura muy americana y una visión de la educación en la región que me resultó muy enriquecedora. ¿El tema del encuentro? La formación intercultural y el desarrollo de competencias del siglo XXI, tanto en la escuela como en los programas de educación superior.

Luego partí raudamente hacia mi próximo compromiso, pero debí detenerme en un café cualquier para tener un “encuentro” vía skype con un alumno argentino que, estando de intercambio estudiantil en Singapur, deseaba asistencia para completar su proceso de aplicación para una universidad norteamericana con la cual estoy colaborando actualmente. Una hora de conversación, consejos, intercambio de información y tutoring remoto.

Ya más tarde llegó el momento de hablar también en forma online sincrónica con una potencial aplicante para la misma universidad. En esta oportunidad, la conversación fue con una joven de la ciudad de Medellín, Colombia, que había aplicado a más 10 universidades de afuera de su país para realizar sus estudios de educación superior, en el formato clásico y tradicional, y ahora estaba considerando completar el proceso de aplicación 100% en línea y gratuito que esta universidad ofrece. La joven de 17 años dominaba 4 idiomas (español, francés, alemán e inglés), y ya estaba inscripta en un curso de chino mandarín. Su personalidad decidida y su gran deseo de aprendizaje y experimentación transcultural la convertían en una potencial candidata para cualquier universidad extranjera, sin dudas. Placeres de nuestra profesión, de vez en cuando cruzarnos con jóvenes con tanta energía y determinación.

Finalmente, el día concluyó a las 22h luego de mantener una hora de conversación con una adolescente y su padre en Lima, Perú, en el mismo formato en línea y sincrónico. Si bien el objetivo inicial era informativo, la charla derivó en temas de opciones y razones de estudio en el extranjero, con sus más y sus menos. Por supuesto que fue más un diálogo con el padre que con la hija.

¿Me preguntan a mi qué es la innovación educativa? Entender e impactar a esos chicos, jóvenes, alumnos, nativo digitales, de una forma que haga sentido para ellos, y que les justifique logearse y dedicar una hora de skype call en vez de descargar el último capítulo de la serie preferida. En definitiva, la discusión sobre la nueva educación tiene más que ver con la libertad, la vocación y la responsabilidad, que con los diseños curriculares.